24 de noviembre de 2008

El hormigón (I)

El hormigón (también denominado concreto en algunos países de iberoamérica) es un material profusamente utilizado en la construcción, que resulta de la mezcla de uno o más conglomerantes hidráulicos con áridos, agua y eventualmente aditivos y adiciones.

Los aditivos se utilizan para modificar las características básicas del hormigón, y existe una gran variedad de ellos: colorantes, aceleradores, retardadores de fraguado, fluidificantes, impermeabilizantes, etc.

Cuando se habla de hormigón, y si no se especifica otra cosa, el conglomerante al que se hace referencia es el cemento. Por eso, coloquialmente se suele confundir el hormigón con el cemento: "la estructura de ese edificio es de cemento...", "han colocado un pavimento de cemento en el patio..." Pero esto es un error: recuerda que el cemento es un ingrediente, y que el hormigón es el producto resultante.

A diferencia de los morteros, que sólo contienen áridos finos (arenas), en las mezclas de los hormigones también intervienen áridos gruesos (gravas y gravillas).

Al mezclar el cemento con el agua y con el árido fino se forma una pasta que envuelve a los granos de piedra más gruesos (grava). Cuando el cemento se hidrata al contacto con el agua, se inician complejas reacciones químicas que derivan en el fraguado y endurecimiento de la mezcla, obteniéndose al final del proceso un material monolítico de consistencia pétrea.

La siguiente presentación, realizada por Corporación Noroeste (Grupo CIMPOR) en http://www.corpnor.es/, muestra el proceso de fabricación del hormigón:

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