5 de diciembre de 2008

Aplicaciones del acero: ferralla para el hormigón armado


Las estructuras de hormigón armado que aparecen en la construcción de edificios de todo tipo, de puentes, de túneles, de presas, etc, emplean dos materiales que se complementan perfectamente: el hormigón y el acero.


Las cargas que reciben las vigas y los pilares de una estructura hacen que en el material se produzcan dos tipos de esfuerzos: esfuerzos de compresión (aplastamiento) y esfuerzos de tracción (estiramiento). El acero resiste muy bien ambos tipos de esfuerzos, pero es caro. Y el hormigón es un material económico, pero resiste mal los esfuerzos de tracción. Cuando se combinan adecuadamente el hormigón y el acero, el resultado es una estructura que resiste bien ambos tipos de esfuerzos y que no es demasiado cara.


El acero que necesitan los elementos constructivos de hormigón (vigas, pilares, losas, muros...) se suele llamar ferralla. La ferralla se dispone en forma de armaduras, que son conjuntos de barras de acero unidas entre sí. Las armaduras deben quedar en el interior de la viga o del pilar, así que antes de verter el hormigón se colocan en los encofrados o moldes que darán forma a la viga o al pilar. Una vez endurecido el hormigón, las cargas que recibe el elemento se reparten entre ambos materiales, y el acero absorbe los esfuerzos de tracción con los que el hormigón no puede.


Hemos localizado algunos vídeos de interés sobre la fabricación industrializada (en taller) de ferralla para la construcción en la web de una empresa argentina.

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